lunes, 17 de junio de 2013

Los novillos se hicieron los remolones.


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Una hora exacta duró ayer la suelta de los 12 novillos en Cañada Honda. Bajo un sol ‘de justicia’, los astados se mostraron tranquilos y no brindaron grandes sobresaltos ni a Jurados, ni a público, ni a los recortadores asiduos, que echaron de menos algo más de emoción.
Fue el novillo de la Cuadrilla de Santa Bárbara, Cenicero, el que más juego dio en la plaza de corrales, deleitando a los presentes con alguna que otra carrera hacia los burladeros, no exenta de sustos. Un recorte por aquí. Un amago de embestida por allá. Y al abrir el portón de Cañada Honda, el utrero arrancó con fuerza y velocidad esbozando una bonita carrera de lado a lado de la pradera, en busca de la sombra, y poniendo en jaque a todo sanjuanero que se cruzó en su camino, aunque sin rozar a ninguno.

Los paraguas volvieron ayer a Valonsadero pero con una función muy distinta a la que desempeñaron el pasado sábado en El Lavalenguas. Un cielo azul y un sol radiante obligaron a los sanjuaneros a protegerse de las altas temperaturas, que rozaron los 30ºC, pero también ayudaron a recuperar el brillo sanjuanero y animaron a miles de sorianos a echarse al monte.

La caravana a Valonsadero, desde primera hora de la mañana, ya auguraba que La Comprilla sería más concurrida que el encierro tempranero de la semana anterior. Sin obviar las pastas y el moscatel, miles de personas se apostaron en Cañada Honda durante las dos horas que tardaron los 12 novillos en entrar a los corrales.
La fiesta continuó durante toda la jornada en el monte, con un balance de incidencias similar al del pasado año. El dispositivo de emergencia de Cruz Roja, formado por 40 efectivos (37 de ellos voluntarios) atendió ayer a un total de 83 personas, ninguna de ellas herida por asta de toro.

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